Alta exigencia de padres a hijos

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Alta exigencia de padres a hijos

RH Psicólogos - Psicólogos Guadalajara
Publicado de Rocío Herranz Moratilla en Psicología · 21 Noviembre 2015


Posiblemente por el miedo al fracaso, a un adolescente “nini”, por buscar la excelencia, por las proyecciones,  por temor a que no sean triunfadores, o que no encuentren trabajo por no ser bilingües, por…, recibimos cada vez  más casos de niños que viven, incluso desde sus primeros meses de vida, con un alto nivel de exigencias.

Las exigencias al igual que los límites son necesarios, pero qué pasa cuando se les exige demasiado.

Ser padre no es tarea fácil, pero menos aún hoy en día, donde tenemos tanta información, donde todo el mundo parece saber qué es lo correcto para conseguir que todo sea perfecto, pero esto en realidad es una distorsión cognitiva.

En el momento que una pareja se entera que está esperando un hijo, empieza el proceso de aprendizaje, ya que se puede decir que cuando nace el niño nacen los padres.

Los padres exigentes suelen serlo en todo, en la relación familiar, en lo académico, en lo deportivo, las tareas de la casa, el tiempo de ocio, etc. El objetivo en definitiva es la búsqueda de la perfección. El problema principal llega cuando los padres fijan los objetivos de sus descendientes, ya que puede que éstos no sean compartidos por los hijos. Si estas metas son afines puede que trabajen de una manera positiva para alcanzarlo e incluso pueden desarrollar una personalidad con rasgos perfeccionistas.

Qué ocurre cuando los objetivos marcados por los padres no son los deseados por los hijos:

  • Porcentaje elevado de personalidad insegura.
  • Perfiles dependientes y poco autónomos.
  • Alta sensación de frustración e incapacidad de reacción, apatía.
  • Predisposición a la ansiedad.
  • Baja autoestima y alto nivel de inseguridad.
  • En algunos casos se produce rebelión, agresividad, etc.
  • Falta de espontaneidad y naturalidad.
  • Estrés, trastornos de conducta, abandono de los estudios, etc.
  • Falta de emotividad y motivación propia.
  • Rasgos de personalidad pasivos y dependientes, esperan instrucciones para actuar.
Evidentemente cada hijo gestionará de distinta manera el exceso de exigencias, ya que  tendrá unas habilidades, capacidades, carácter e intereses. Además la manera de reaccionar a esta exigencia no será la misma en niños pequeños que en adolescentes.
Os dejamos un listado de actuaciones que ayudarán a trabajar para encontrar el ansiado equilibrio:

  • Negocia con tus hijos y establece acuerdos.
  • Conoce a tu hijo y se consciente de las capacidades a la hora de establecer las metas. Exige acorde a estas capacidades e intereses.
  • Gradúa las metas, no siempre debemos posicionarnos en los extremos, hay un amplio nivel de matices y niveles.
  • Marca límites (nos referimos a los mínimos) y normas adecuadas desde la infancia.
  • La negociación es necesaria, pero hazlo sobre objetivos alcanzables y realistas.
  • Busca equilibrio en aquello que solicitas.
  • Evita las dependencias de tus hijos, ayúdalos a encontrar las distintas alternativas y sus correspondientes consecuencias, una vez que tengan la información, busca el consenso y permite que ellos decidan.
  • Felicita por lo logrado o por el esfuerzo realizado en lugar de remarcar exclusivamente lo no alcanzado.
  • Da apoyo emocional y muestras de afecto.
  • Comunica, comparte, disfruta con ellos, en definitiva conócelos.




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